Hace algunas semanas visité India, uno de los países que trazará el destino del mundo en el siglo XXI. Una de las cosas que más sorprende de este país es la riqueza de su pasado, los contrastes de su presente y las aspiraciones de convertirse en la potencia mundial del futuro. Como observador externo, no pude sino maravillarme por los profundos contrastes, casi esquizofrénicos, en un país donde coexisten una de las industrias de software más dinámica del mundo con 456 millones de pobres, muchos de los cuales subsisten con las mismas prácticas agrícolas que Mark Twain describió en “Viajando por la línea Ecuatorial” a finales del siglo XIX. En India coexiste una profunda espiritualidad (sus habitantes adoran 20 millones de divinidades) con uno de los proceso de acumulación material más acelerado de nuestro tiempo. Un país donde varias mujeres han ocupado los más altos cargos políticos mientras sigue siendo una de las sociedades con mayores niveles de discriminación contra el género femenino.
Mirando sus orígenes, muchos vaticinaron que no se mantendría unida luego de su independencia. Después de todo éste es un país donde se hablan 800 idiomas. India, sin embargo, se ha mantenido no sólo unida sino en democracia, la más grande del mundo. Y es precisamente aquí donde varios encuentran la respuesta. Una sociedad tan diversa sólo se pudo mantener unida gracias al pluralismo y a la solidez de que han ido ganando sus instituciones democráticas.
Sus avances económicos y políticos no están exentos de desafíos. El primero es sacar de la pobreza a cientos de millones de sus ciudadanos. Otro de similar magnitud es vencer la corrupción. En mi visita a Nueva Delhi fui a un centro de investigaciones que asesora al Parlamento y nos reunimos con una legisladora proveniente de un Estado mayoritariamente rural. Esta mujer de cerca de 60 años no hablaba inglés ni hindi (el idioma más común en la India) ni entendía los códigos de la burocracia del gobierno federal. Por ello, buscaba consejos de mis colegas de PRS sobre cómo desarmar la densa red de corrupción en un programa de subsidios agrícolas que involucraba autoridades locales, jueces y hasta funcionarios del Ministerio de Agricultura. Con mis colegas hicimos énfasis en la necesidad de transparentar la información y, sobre todo, de ganar el apoyo de los/as beneficiarios del programa. “Es que son muy pobres para dedicar tiempo a estas cosas y muchos no saben leer”, nos respondió. Su “namaste” (gracias) al final de la reunión me dejó sentimientos mezclados por constatar que la corrupción y el clientelismo son el principal enemigo de los pobres pero que hay posibilidades mientras existan personas dispuestas a combatirlo.
Pese a sus diferencias, India y Ecuador comparten varias similitudes. Para comenzar ambos toman su nombre de referentes geográficos, ya que su nombre viene del Río Indus. Winston Churchill ya lo reconocía cuando dijo que “India es tan país como lo es el Ecuador”. Además, ambos son países altamente diversos: étnica, geográfica y políticamente. Sin embargo, a diferencia de las rupturas democráticas que Ecuador ha vivido en las últimas décadas, India ha logrado no sólo mantenerse democrática sino ir construyendo un proyecto colectivo de futuro, enraizado en su historia y riqueza cultural, pero no dependiente de sus esencias.
Otra característica del “modelo hindú” que podría dar luces para nuestro proceso de desarrollo es el énfasis en avanzar hacia una sociedad del conocimiento. India se ha propuesta pasar de un modelo de materias primas a uno que exporta software y otros productos de alto valor tecnológico. Para ello, ha recurrido a los cerca de 20 millones de hindúes viviendo fuera del país. Según Anna Saxenian en su estudio “The New Argonauts: Regional Advantage in the Global Economy”, su diáspora ha permitido que India avance en la transición a una sociedad del conocimiento. La capacidad y emprendedurismo de sus emigrantes así como el establecimiento de instituciones públicas y privadas han permitido llevar al país los conocimientos adquiridos en las universidades y empresas de occidente evitando así la fuga de cerebros que ha afectado a países como el nuestro.
Mirando hacia el futuro, Ecuador e India tienen varios desafíos comunes. De ricas y profundas raíces culturales, ambos países deben lograr que su diversidad deje de ser vista como un obstáculo y se convierta en la base del desarrollo individual y social. El país de los 1200 millones de personas y los 500 idiomas ha logrado que la democracia, y no el autoritarismo, sea la forma de procesar la tensión entre tradición y modernización y de construir una clara visión de futuro. En Ecuador aún tenemos el desafío de reconocer que somos una sociedad diversa y que es con más, y no con menos, democracia que podremos construir un país donde exista el compromiso social para asegurar que, citando al economista hindú Amartya Sen, todas las personas gocen de la libertad y oportunidades para vivir la vida que valoran.
Orazio,
Ha sido un placer leer tú artículo, me ha encantado la frescura del mismo.
Y creo que has topado uno de los temas más complicados para la democracia, especialmente para la ecuatoriana.
¿Cómo gobernar en democracia sin redes clientelares y sin corrupción?
Es un tema de amplio debate, que considero necesario comenzar a pensar para ese ¡Ecuador que queremos! como lograrlo; cómo liderar en el estado ecuatoriano sin caer en el clientelismo, en un país con altos niveles de desigualdad y pobreza. En el cual, el clientelismo en muchas ocasiones es visto por parte de los beneficiarios como una forma de subsistencia; como una forma de ejercer su poder político.
Ojalá en algún momento se comience a poner en la mesa de diálogo el tema.
Un abrazo,
Maribel.
Estimado Orazio,
El estilo q empleas para escribir es exquisito. Los temas q abordas son provocadores. Me parece q hay aspectos culturales q tenemos x superar, creer más en nosotros mismos por ejemplo; un amigo q trabaja como arquitecto de interiores en Madrid me decía “acá los españoles te hablan con una seguridad de sí mismos q te abruman”. En Ecuador cuestiones como transparencia, tienen marcos jurídicos suficientes, q a la hora de aplicarlos tiemble la mano es otra cosa.
saludos,
marlontp
Queridisimo hermano,
Como siempre tan brillante al exponer tus ideas, con un toque emocional (muy importante en los temas sociales)
Entre los datos interesantes que citas, considero que es muy importante aceptar y amar la diversidad cultural que existe en nuestro pais…….respetar nuestra dignidad individual y tratar de ayudar a quien tiene dificultad, sin esperar que sean solo los gobiernos a darnos todo, nosotros como miembros de una comunidad tenemos que ser parte de èsta, sintiendonos parte de èsta y haciendo sentir a nuestro “projimo” parte tambien…siendo solidarios principalmente.
Creo que la India nos ensena algo muy importante y es el reconocer en el pròjimo el Dios que vive en cada uno,
el saludo NAMASTE’ significa “I bow to you”, saludo al Dios que hay en ti. Y si hay respeto y amor en nuestra sociedad…que otra cosa necesitamos para obtener el progreso que deseamos???
Un forte abbraccio dalla bella Venezia :O)
Lavi
Orazio,
Muy agradable tu artículo.
Felicidades,
Iván
Solo para decir que de fondo en los temas que propones y que merece que se le saque punta también está un choque de épocas.
Una suerte de evidencia de que el tiempo histórico no es lineal sino que el futuro, el pasado y el presente en determinadas regiones parecen entrecruzarse y en algunos casos colicionar.
El año calendario es referencial. Una población puede vivir muy bien como expresas en una dinámica propia del siglo XIX y tener a su vecina como emulo de Sillicon Valley.
Esto también está en nuestro país. Por ello, me parece que la idea de futuro que proyectamos como nación vale la pena explorarla. Esto proque el futuro como imaginario social contiene mitos de desarrollo que vale la pena de ser develados
Como avanzar en la construcción de un futuro particular en un mundo global me queda como pregunta.
Cariños,
Orazio,
hermoso tu articulo, creo que me tocò tanto porque talvés sentì las mismas emociones cuando visité Delhi y otras ciudades del India.
Estoy convencido que el mundo todavìa tiene que aprender mucho de ese hermoso paìs. Para empezar a comprenderlo un poquito màs, te aconsejo un buen libro: «La cité de la joie» o «The city of joy» de Dominique Lapierre.
Un saludo desde Milan,
Leonardo J Intriago
Orazio,
Que placer para esta tarde de sábado leer tu artículo, algo ya habíamos comentado pero te felicito por poner en pocas líneas tantas reflexiones. Yo creo que la idea del «respeto a lo diferente» es la que debemos ir trabajando, no importa cuan diversos seamos lo importante es reconocernos y respetarnos para vivir en armonía, si tan solo las instituciones que tenemos entendieran esta idea podríamos ir avanzando!
Un abrazo,
Alicia
Querido Orazio,
Tu artículo alienta a tomar conciencia en que a pesar de vivir en países convulsionados y que enfrentan ciertas desventajas, tenemos a su vez frente a nosotros grandes oportunidades y desafíos, muy inspirador, te felicito.
Raquel